El arte de cultivar bromelias con amor
¿Suena romántico, no?
¡Lo es!
Este sueño que se convirtió en empresa, gracias al trabajo duro de sus fundadores y que ahora crece y se consolida en el tiempo y en el corazón de los admiradores de la naturaleza gracias a la entereza y dedicación de su descendencia y equipo, tiene un motor fuerte, imparable, multiplicador y que trasciende, no es más ni menos que el AMOR.
Amor, más que un sustantivo, para nosotros es un verbo transversal y necesario para ejecutar todos los procesos; desde tomar una semilla con nuestras manos, regarla, observarla, ser parte de su evolución y testigos de su floración, así como de alistarla con respeto y cariño para enviarla a las manos de aquella persona que disfrutará de ella por mucho más tiempo.
Sin amor, no tendríamos a un equipo que madrugue a observarlas, a tomar decisiones, a ejecutar, a intentar, a equivocarse, a admirar, a evolucionar...
Después de 40 años, el amor sigo vivo e intacto, como cuando sembramos la primera semilla y, desde entonces, todos los días unimos esfuerzos para impregnar cada centímetro de planta con esa sensación, ese sentimiento, ese motor.
Estuvimos, estamos y estaremos para seguir conectando los sentidos con las formas de la naturaleza para sorprender, crecer y soñar.